La Fiscalía detuvo en secreto a Azucena
Calvillo acusada de manipular los aparatos que mantenían con vida al juez
Héctor Silva Delfín en Durango
Por: CARMEN MORÁN BREÑA
El extraño caso de la doctora acusada de
intentar asesinar a un magistrado desconectando la máquina que lo asistía en un
hospital de Durango tiene visos de novela policiaca. En apenas dos días, la
trama ha presentado elementos desconcertantes: a la internista primero se la
dio por desaparecida y luego, para sorpresa de todos, resultó estar detenida en
la Fiscalía. Ahora permanece en su casa a la espera de que el proceso se
reanude el lunes y la familia considera que todo “es un montaje”.
La investigación sitúa el vehículo de la
doctora Azucena Calvillo, de 34 años, entrando el pasado domingo a las cuatro
de la madrugada, “fuera de sus horas de labor”, al hospital 1 del Instituto
Mexicano de Seguridad Social (IMSS) de Durango, donde según la Fiscalía, le
facilitaron el acceso porque “era habitual” del centro médico. Trabajaba allí
por las tardes en terapia intensiva. “Un empleado la identificó”, dice la
Fiscalía. Las cámaras del hospital, supuestamente, graban a una persona “de
sexo femenino” en la habitación donde el magistrado Héctor Silva Delfín
convalece sedado e intubado por una afección de covid-19. Después, dijo la
fiscal Ruth Medina, el mismo coche abandona las instalaciones y las cámaras de
las calles siguen su trayecto rumbo a la carretera de Mazatlán, en dirección a
la vivienda de la médica.
La persona en cuestión llevaba un equipo de
protección y trató de desconectar las máquinas que mantenían con vida al
magistrado, pero saltaron las alarmas y lo que pudo ser un homicidio se quedó
en tentativa gracias a la intervención del personal médico. Una compañera de
trabajo, que quiere mantenerse en el anonimato, afirma que con un equipo de
protección para la covid “nadie puede saber con certeza” quien lo lleva puesto.
Además, afirma, “una persona encargada de terapia intensiva sabe muy bien
desconectar esas máquinas sin que salten las alarmas, o bajar los parámetros”
si lo que quiere es acabar con la vida de alguien. En el cuarto del hospital
quedó también, según los investigadores, una jeringuilla con una sustancia aún
por determinar.
El lunes por la mañana, la doctora Calvillo,
según su compañera, acudió con normalidad al hospital General, donde también se
encarga de la terapia intensiva en el ala de covid. Y por la tarde
acudió a la clínica 1 del IMSS para desempeñar su jornada. Cuando acabó llamó a
su marido, enfermero en el General, para decirle que regresaba a casa, a eso de
las ocho y media, pero no llegó. Alertado, el enfermero Leonel Soto Quintero
acudió a las dos de la madrugada, entre el lunes y el martes, a la Fiscalía
para denunciar la desaparición de su esposa. Nadie sabe nada. Por la mañana del
martes, sus compañeros del hospital mueven las redes sociales en su búsqueda y
finalmente la Fiscalía emite un comunicado en el que afirma que la mujer está
con vida, pero lleva detenida horas por tentativa de homicidio. ¿Por qué no se
lo dijeron al marido cuando acudió a buscarla?
El martes se suceden las protestas por parte
del personal médico, porque nadie ha podido aún comunicarse con la doctora, ni
su marido, que exige verla. “Pero a las ocho de la noche del martes todavía no
había tenido contacto con ella” afirma su compañera. “Tampoco pudo contar con
defensa”. Entre las ocho y las nueve de la noche, después de que el personal
médico tomara el bulevar de la Fiscalía con pancartas exigiendo su liberación,
el marido puede por fin verla, entre las ocho y las nueve de la noche. Salió en
libertad a eso de las 2:45 de la madrugada, “echa un mar de lágrimas” y con el
apoyo de sus colegas concentrados que gritaban “Sí se pudo”.
Manifestantes exigen la liberación de Azucena Calvillo en
la madrugada de este miércoles
A la espera de que se reanude el proceso y se
concreten los cargos contra ella, varias cuestiones mantienen este caso en el
misterio: ¿Qué hacía la doctora en el hospital ese domingo si no le tocaba
trabajar? ¿Estaba sustituyendo a algún compañero? ¿Alguien de verdad la ha
identificado? ¿Hay alguna razón por la que esta mujer quisiera matar al
magistrado? La familia opina que todo es un montaje. El marido ha contado a este
periódico por teléfono que “ella permaneció en casa la noche del domingo”, al
igual que el coche, y cree que las cámaras puede reflejar la entrada del
vehículo cualquier otro día. Afirma también que “no conocía de nada al
magistrado Silva Delfín”.
“Si estaba cubriendo a otro médico ese
domingo, lo lógico sería que él hablara y lo reconociera”, afirma la compañera.
“Como mucho, dice, hay un par de internistas o tres a los que pudo haber
sustituido, no más”, dice. Reconoce que en ocasiones se intercambian los turnos
sin comunicación oficial.
El magistrado Héctor Silva Delfín ingresó
grave en el transcurso del domingo y su situación se fue deteriorando, dice la
colega de Calvillo, y afirma que se mantenía intubado y sedado. Silva Delfín es
hermano de Velia Patricia, que ha sido delegada del IMSS en Durango hasta el 15
de enero de este año, el mismo cargo que ahora ejerce en Tamaulipas. Leonel
Soto, el marido, dice que Calvillo tampoco tuvo trato con ella. El IMSS, en un
escueto comunicado emitido este martes, se muestra dispuesto a colaborar con la
investigación y reclama “que se observe en todo momento el debido proceso y la
presunción de inocencia”.
“La doctora es originaria de Zacatecas y allí
se formó, después hizo una residencia en Durango y se quedó a trabajar. Es de
la vieja escuela, su trabajo es impecable, es una persona íntegra que no se
mete con nadie. Deja a su niña con la familia y acude a trabajar cada día”,
afirma su compañera, que rechaza que haya tenido en algún momento algún
encontronazo con la hermana del magistrado cuando era delegada en Durango. Para
defender a Azucena Calvillo sus compañeros amenazaron con parar sus funciones
en las áreas covid de los hospitales en los que trabajan.
El marido atribuye todo a un montaje “para
inculparla”, una opción que nunca es descartable en un país como México, donde
los investigadores y la justicia a veces “siembran” pruebas
falsas para inculpar a alguien. Pero eso solo dejaría otro interrogante
abierto. ¿Por qué iban a querer involucrar a la doctora Calvillo?
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