En la Fiscalía General del Estado los directivos de la PID encabezados
por Víctor Macías Dozal, para no variar con el burocratismo, valemadrismo siempre
llegan tarde, se van temprano, les vale madre lo que piensen sus trabajadores,
no los atienden no los reciben en sus despachos.
Eso la jerarquía si se trata de alguna dama del gusto del
jefe que están haciendo labores que no les correspondo como es estar de
secretarias cuando en realidad son agentes de campo, nomás las agentes, así
como para no variar también tienen preferencia “los colados” de siempre esos
mismos que tienen las mismas mañas de los altos mandos.
Pues ya no es novedad que aún siguen robando la gasolina, en
la FGE, dan poca “gas” para labores de investigación, pero los M.P. traen tanque
lleno en fin de semana, todo para el cotorreo.
Luego para despistar al enemigo ya no han hecho operativos
fantasmas, tienen miedo de que Doña Raquel Arreola de la Contraloría del Estado
los vaya a ver con sus evidentes tropelías, están en la mira de que se les
hagan una auditoria por las constantes irregularidades que hay en el negocio
policiaco, si estamos en un estado de derecho, “ahí les va el Cocuy”, les va caer
de improviso para checar los archivos, ver cuánto se robaron del último
operativo.
Se dice que van a la sierra tantos algunos días, se van a sus
casas por un día, luego argumentan que estuvieron hasta 10
La verdad qué asco, pero más grave aún es que no pasa nada en
la Fiscalía General del Estado, todo lo tapa la Fiscal General del Estado,
quien por cierto salió más rata de este gobierno, aunque dicho sea de paso el
gabinete no canta mal las rancheras, tal es el Caso del “Tiburón” Salazar Moncayo
y el Puente El Capricho de Elvira, Rafael Sarmiento y sus socios de la CMIC tan
solo por mencionar algunos, lógico que no podía la temible Elvirus familia y sus
300 sinaloenses
Por cierto, las agentes femeninas salen el viernes a las 5 de
la tarde, se presentan hasta lunes, eso sí hay labores, pero nunca van a
trabajar los lunes. amanecieron muy enfermas de la borrachera, cruda o de otra
cosa, quizás “rosadas” por exceso de uso, aunque esto último es poco probable
porque los jerarcas ni con pastilla azul levantan presión
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