Para mitigar los efectos
de la catastrófica situación económica de las arcas estatales, el gobernador
Esteban Villegas Villarreal anunció hace unos días que echará mano de una
reingeniería financiera; sin embargo, no explicó a detalle si la llevará a cabo
a plenitud, ni tampoco aclaró si no procederá judicialmente contra los
supuestos culpables de lo que hoy vivimos en Durango, porque no puede ocurrir
lo mismo del sexenio antepasado, ni el inmediato anterior. Las cosas ya deben
ser diferentes
Es muy conveniente
impulsar una estrategia de renegociación de la deuda a corto plazo, la cual
asciende a unos 12 mil millones de pesos, según lo dio a conocer el propio
Villegas Villarreal, también recurrir a nuevos tratos con proyectos de
inversión de los dos pasados sexenios, porque debe reconocerse que la enorme
deuda pública actual se incubó en Durango durante los últimos 12 años, o sea,
no sólo en el gobierno de José Rosas Aispuro.
Pero lo que debe darse a
conocer desde ahora es si no pasará nada con los culpables del deterioro
económico, porque los duranguenses ya están cansados de que las tropelías
solamente se denuncien todos los días en medios de comunicación, se simule que
se actúe legalmente ante algunas instancias legales y al final todo queda en la
impunidad. El gobernador Villegas Villarreal debe acabar con esta tradición tan
mal vista en Durango.
Es más, no tan sólo se
debe corregir el aspecto económico y financiero técnicamente, y actuar contra
los presuntos responsables de la quiebra, así como recuperar parte de lo que se
llevaron, lo cual no implica sólo dinero, sino inmuebles, etcétera.
También sería oportuno,
al echar a andar esa reingeniería financiera, que se impulse un programa serio
de austeridad, que elimine los gastos onerosos, tales como la compra de
vehículos de lujo, nuevo equipamiento en oficinas, que queden fuera de la
nómina “los aviadores” y que se ajusten los salarios, principalmente de los
altos funcionarios.
Si “el buen juez por su
casa empieza”, como dice el refrán, entonces el primero que debe ajustar su
sueldo es el propio mandatario estatal, ya que asciende a más de 200 mil pesos
mensuales, si se le suman los 90 mil pesos en prestaciones que se le conceden.
Supera en más de un 36 por ciento el ingreso de AMLO, por ejemplo.
El apretón de cinturón en
el nuevo gobierno del estado es urgente desde ahora, porque ya hay denuncias de
que en la subsecretaría de Administración, de la Secretaría de Finanzas, se
renovó totalmente la oficina con un muy costoso mobiliario y gastos no
esenciales como pedidos de comida en restaurantes de lujo a comidas, todo con
cargo al erario, ni modo que de sus propios bolsillos. Tan sólo es una muestra
de que a espaldas del gobernador algunos funcionarios comienzan a estropear un
proyecto encaminado a restaurar la hacienda estatal y eso no se puede permitir.
La situación tan grave
que nos han dado a conocer los distintos funcionarios de la nueva
administración estatal requiere un ahorro de recursos serio, porque si en la
práctica ocurre lo contrario, entonces en unos años lo estaríamos lamentando
como el día de hoy.
TWITTER @DgoRET83
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