Así
sufren a la intemperie el crudo invierno, el viento gélido e inclementes
solazos, a toda hora y todos los días, los familiares de las mujeres,
parturientas, niños y bebés enfermos que acuden a atenderse e internarse en el
Hospital Materno-Infantil de #Durango.
Ya
siquiera les taparon la techumbre con un nuevo toldo a la carpa donde pernoctan
y transcurren las horas, días y hasta semanas, luego que en las últimas lluvias
—en octubre— padecieron los aguaceros y chorreras a causa de los grandes hoyos
en el techo de lona.
Entonces
se quejaron y, en medios electrónicos, exigieron atención a Irasema Kondo
Padilla, recién nombrada nueva titular de la Secretaría de Salud del Estado de
Durango #SSED.
A
falta de albergues cercanos, alguna guardería infantil y para pertenencias,
habitantes de esta Ciudad de Durango y venidos de los municipios del estado
carecen de los servicios y derechos más básicos, como sanitarios, lavabos, agua
corriente y potable, jabón para manos, cubre bocas, alimentos y una sala de
espera guarecida y confortable.
Todo
ello es evidente al transcurrir tan sólo unos minutos en la rampa de Urgencias,
en las inmediaciones, farmacias y demás establecimientos alrededor del
Hospital, donde conviven, vagan y pernoctan los familiares, durmiendo algunas
docenas en la calle, la improvisaba carpa, y los jardines Morelos y los que hay
sobre el andador entre la clínica y el Templo Expiatorio del Sagrado Corazón.
La
gratuidad de la atención médica más elemental, y aún de los partos, es
cuestionable luego que familiares son enviados por médicos, enfermeras,
guardias y demás empleados a comprar pañales, paracetamol, vendas, alimentos,
sueros y rehidratantes (jugos, yogurt, galletas, luego que parturientas y otros
pacientes se someten a ayunos), y otros medicamentos e implementos.
Sin
ser constantes ni tener obligación, los únicos alimentos gratuitos los
proporcionan grupos religiosos y otros particulares a bordo de automóviles
algunas noches, que en veces entregan sencillos lonches, algunos platillos como
guisados, tamales y tacos; y bebidas como botellas de refrescos pequeñas, café
negro o atole champurrado en vasos desechables.
"El
espíritu navideño acabó" desde las primeras semanas de enero, luego que
desde los días de San Judas Tadeo (28 de octubre), Navidad, Año Nuevo y Santos
Reyes las entregas de comida las hacían docenas de personas y hasta entrada
medianoche, y hoy hay días en que pasadas las 21:00 hrs. nadie va.
Mención
especial fue el 12 de diciembre: Festividad de la Virgen de Guadalupe, en que
hasta media docena de donantes se juntaron a una misma hora a lo largo del día,
entre la rampa de Urgencias, la entrada al estacionamiento y en las aceras de
afuera y enfrente del Hospital.
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