Regañiza en Palacio
-El enojo
poselectoral del presidente se expresó el pasado lunes 14 en Palacio Nacional,
con los superdelegados estatales.
-El enojo
postelectoral del presidente se expresó el pasado lunes 14 en Palacio Nacional.
Reunión a puerta cerrada con los superdelegados estatales, 31 en total, y
algunos morenistas regionales.
-El mensaje fue
claro, sin ambigüedades y con un tono más que enérgico: AMLO los acusó de
soberbios, envanecidos, ambiciosos, vulgares, individualistas, buscando sólo su
propio beneficio personal, peleando cotos de poder como si hubieran muchos
proyectos: “Que les quede claro -espetó el presidente- proyecto sólo hay uno”.
¡Vaya regaño!
-Quienes atestiguaron
la zarandeada furiosa del presidente, registraron dos datos centrales:
El primero, al
referirse a la derrota en la Ciudad de México, el presidente dijo “Claudia se
equivocó, no debió hacer caso a sus expertos y cerrar la ciudad en la pandemia;
se distanció de las bases, dividió, no buscó la unidad, debió impulsar más
programas sociales”.
-Vaya diagnóstico del
jefe del Ejecutivo respecto a su colaboradora consentida, predilecta y además,
cobijada en las reuniones de estos días en Palacio.
-El segundo dato
relevante tiene que ver con Ricardo Monreal, al referirse a él en el contexto
de los resultados en Cuauhtémoc como “ese traidor”.
-Aparentemente, a los
ojos del presidente, el senador eficiente que ha impulsado y logrado aprobar
todas -o casi todas- las iniciativas del ejecutivo, es visto ahora como un
traidor al movimiento y a la causa. Entre las filas de Morena corren las
versiones de que Monreal operó en contra de Dolores Padierna, mediante la
figura del exdelegado Néstor Núñez, alfil indoblegable del senador.
-Claudia Sheinbaum y
la propia Dolores han expresado en corto sus dudas y enfado hacia el senador,
quien “rema para sus propias redes”, afirman.
-Monreal, conocedor
de esas versiones, declaró en los pasillos del Senado que “es falsa la versión
de que jugó a las contras, que no reúne tanto poder y que él nunca ha
traicionado a nadie”.
-Pero lo que
atestiguamos son apenas los prolegómenos de la batalla campal que significará
la sucesión de Andrés Manuel.
Claudia y Marcelo
enfrentados inevitablemente por el conflicto de la Línea 12 y la repartición de
responsabilidades: para ella, la jefa de Gobierno, está la inexplicable
cancelación de 190 millones de pesos anuales para el mantenimiento especial de
la línea, por las fallas técnicas de peralte, desgaste y estructura originales;
y para él, la inocultable -hoy demostrada por peritos internacionales-
irresponsabilidad de poner a funcionar una línea de transporte colectivo, sin
los dictámenes finales, la supervisión adecuada y la dirección de obra con
absoluta autorización.
-Ya el presidente
empezó a operar, al convocar al ingeniero Slim para buscar soluciones: ayudar
en la reconstrucción, asumir parte de la culpa y otros escenarios.
Ebrard puede
argumentar -como lo ha hecho ya- que fueron decisiones colectivas y de muchas
instancias por la dimensión de la obra.
Hoy los peritajes
demuestran la irresponsabilidad de los constructores, los directores e
inspectores de obra y, por supuesto, los titulares políticos de las decisiones:
Mario Delgado -secretario de finanzas y cabeza del fondeo al proyecto; Marcelo
Ebrard, jefe del gobierno capitalino.
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