A sus 92 años, el PRI, el otrora partidazo, parece no darse
cuenta de su realidad actual. Un segundo gran descalabro, la pérdida de la
presidencia de la República, en 2018, y una serie de derrotas electorales a
nivel federal y estatal en la elección de junio pasado, que lo han relegado a
la posición polÃtica más débil de su historia, no han sido suficientes llamadas
de alarma para que su actual dirigencia reaccione y busque el rescate de esa
organización polÃtica. Porque en lugar de sumar esfuerzos, convocar a la unidad
de su militancia y ver por los intereses de la institución, hay cerrazón, oÃdos
sordos a la crÃtica y radicalización de posiciones que sólo llevarán a una
grave fractura de lo que queda del tricolor.
Los resultados obtenidos por este partido en la pasada
elección, no son para presumir, pues gracias a la alianza con el PAN, no fueron
catastróficos como le hubiera sucedido de haber ido solo en la competencia
electoral. Sin embargo, su actual dirigente, Alejandro Moreno, “Alito”, tiene
otros datos, y declara ante los medios, en referencia a este proceso electoral,
que el PRI tuvo “un avance muy importante”. La realidad es que el tricolor, a
diferencia de otros tiempos, no ganó ni una de las 15 gubernaturas en juego, ni
en alianza, y perdió las 8 que actualmente tenÃa bajo sus colores, por lo que
ahora únicamente gobierna 4 entidades (Coahuila, Estado de México, Hidalgo y
Oaxaca).
En la elección para diputados federales, los números tampoco
son muy favorables. Por sà solo, el tricolor ganó 11 distritos de mayorÃa, si
bien con la Alianza Va por México (PAN, PRI y PRD) pudo sumar más diputados a
su causa de los que tenÃa en la legislatura que termina. En lugar de 49
curules, ahora tendrá 70. En términos generales, sus triunfos en municipios y
congresos estatales, no muchos, por cierto, habrÃa que atribuÃrselos a su
participación en Alianza, porque aún en los estados en donde es gobierno sus
resultados fueron un desastre, como en Hidalgo, uno de sus tres bastiones
históricos que le quedan (Coahuila y Edomex, son los otros), en donde Morena
logró mayorÃa absoluta en el Congreso local y Oaxaca, en la que Morena arrasó
en el Congreso local y en un importante número de alcaldÃas.
De acuerdo a los registros del INE, este instituto perdió 79
por ciento de su militancia en los últimos dos años. En junio de 2019, el PRI
registró ante la autoridad un padrón de 6.7 millones de militantes (en 2000
presumÃa 10 millones de afiliados), pero para junio de 2021, ese padrón se
habÃa reducido a 1.4 millones de simpatizantes oficiales, justo en el perÃodo
en que Alejandro Moreno, encabeza los destinos del organismo polÃtico. Como
consecuencia de sus derrotas electorales, ahora el PRI gobierna 21.7 por ciento
de la población, mientras que en 2016 lo hacÃa sobre 54 por ciento.
Este partido va en caÃda libre en el mapa polÃtico. Tras su
mayor derrota electoral en 2000, mantuvo su presencia nacional como oposición
durante los dos gobiernos panistas (2000-2012), con 20 entidades bajo el
mandato de sus colores, logrando recuperar la presidencia en 2012. El PRI, sin
embargo, le quedó a deber al electorado que le dio una segunda oportunidad. No
estuvo a la altura de las expectativas que lo habÃan reivindicado como el
partido que sabÃa gobernar y, ahÃ, continuó su desventura.
Entre sumas y restas electorales, fue perdiendo gubernaturas.
En 2015, de 9 gubernaturas en juego, perdió 4, retuvo 3 (Campeche, Colima y San
Luis PotosÃ) y ganó dos más (Guerrero y Sonora). En 2016, de 12 gubernaturas
perdió 7, retuvo 3 (Hidalgo, Tlaxcala y Zacatecas) y ganó 2 (Oaxaca y Sinaloa).
En 2018, con el tsunami lopezobradorista, de 9 elecciones para gobernador, el
tricolor sólo sumó pérdidas, reduciendo en dos el número de estados bajo su
mandato. Y, ahora, continuó su debacle con la pérdida de 8 estados bajo su
gobierno, que lo deja con 4 gobiernos priistas, cuando en 2012 gobernaba 20.
En este contexto, destaca la actitud de la actual dirigencia
priista que decidió asegurar su futuro polÃtico, antes que preparar una
estrategia para recuperar al partido. Previsores del desastre electoral que le
esperaba a su institución, el presidente del Comité Ejecutivo del tricolor se
colocó en primer lugar de la lista de candidatos a diputados por la vÃa
plurinominal y, con él, se dice, se agregaron 21 integrantes de la dirigencia
en lugares de privilegio para asegurar su curul. Ahora resulta que los
responsables de la conducción del partidazo son, al mismo tiempo, los diputados
que deberán debatir con los de la 4T las propuestas presidenciales. Un trabajo
de tiempo completo que, imaginamos, los mantendrá muy ocupados en el Congreso.
Pero entonces ¿quién sacará de la crisis a su partido? Responsabilidad qué,
también, reclama tiempo completo.
Algunos priistas, que buscan la refundación del PRI, han
demandado a la actual dirigencia que convoque a una asamblea “con auténtica
representación” para que rinda cuentas de los resultados de la elección y el
presidente presente su renuncia al cargo ante su fracaso electoral. Otros
priistas están molestos por el manejo en la asignación de candidaturas y por el
“agandalle” de posiciones, exigiendo que renuncien los diputados electos a sus
puestos en el Comité Ejecutivo, por un mÃnimo de ética polÃtica.
M¡guel Tirado Rasso
mitirasso@yahoo.com.mx
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