Las calles de Durango tienen dueño: los lidercillos de los
sindicatos de chafiretes que a cada minuto ponen en riesgo a quienes por
necesidad hacen uso del pésimo servicio.
El Zar sindical Raúl Medina Samaniego ha abusado de su jerarquía
choferil en su sindicato balín donde la democracia laboral ni la conocen.
No existe autoridad capaz de frenar a estos cafres del
volante, sean del partido que sean los gobernantes, todos se rinden ante estos
flotilleros abusones del trabajador.
Alto ya a esta grave anomalía social que continúa lacerando
al público usuario.
El gobernador Rosas Aispuro debió pensar en el usuario y no en una bola de mafia agrupados en un sindicato que impone a su voluntad las tarifas del transporte urbano sin importar los sacrificios que se hacen, además estos abusones no ofrecen nada cambio
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