Para conocimiento
Jeff Bezos, Amancio Ortega, Bill Gates, Elon Musk, Warren Buffet y, por supuesto, Carlos Slim, entre otros, ya contactaron a la ONU para acordar la entrega anual del 4% de sus fortunas.
Mark Zuckerberg, profundamente
conmovido, declaró “llegaré a mi vejez quizá con poco dinero, pero feliz porque
Andrés Manuel López Obrador me abrió los ojos. Caray, 750 millones de pobres, y
yo sin enterarme”. Bill Gates, por su parte, anunció el cierre inmediato de la
Fundación Bill y Melinda Gates, agregando: “nada de oficinas en Seattle o
Londres, nada de gastos suntuosos en tecnócratas diseñando complicados esquemas
para combatir la pobreza. La simpleza y, si se me permite, la belleza de lo que
llamaré el “Plan López” me ha anonadado. Realmente no me considero tonto, pero
este hombre es un genio”.
Lo mismo las grandes empresas. Ya los accionistas de gigantes tecnológicos, comerciales, servicios, energía, han convocado a reuniones urgentes para aprobar la entrega del 4% de sus ganancias cada año a Naciones Unidas para el “Plan López”. Joseph Biden apoyó la medida en concurrida conferencia de prensa
Sin darse cuenta de un micrófono abierto, quedó grabado
cuando le murmuró a Kamala Harris: “me muero de la envidia porque no se me
ocurrió una idea semejante”. Dado el apoyo de Biden, y de todos los líderes
mundiales consultados, se da por hecho que el “Estado Mundial de Fraternidad y
Bienestar” será aprobado por aclamación en la próxima Asamblea General. El
Comité Nobel ya discute si AMLO debe ser acreedor al galardón de la Paz, al de
Economía o (no se descarta) los dos en forma conjunta
Porque el “Plan López” va mucho más allá de una simple redistribución de la riqueza. El Presidente de México evidenció desde el pináculo de su estatura moral, la banalidad de los bienes materiales cuando se carece de un faro ético, mostró el imperativo de primar al ser humano por sobre la ganancia financiera.
Con sus sencillas palabras, evidenció la ambición
descarnada de muchos y avergonzó a todos aquellos que hasta ese momento solo
buscaban aumentar sus fortunas.
En naciones como Burundi, Yemen, Honduras, Bangladesh o
Haití, millones de pobres ya dan gracias al “rayito de esperanza” que pronto
hará una enorme diferencia en sus vidas. Mujeres embarazadas han anunciado que
nombrarán a su hijo Andrés, Manuel o AMLO, si es hombre, Andrea, Manuela o
AMLA, si es mujer. Se espera que las oleadas de migrantes que dejaban sus
tierras en balsas o caravanas desaparezcan en cuanto empiecen a llegar las
ansiadas tarjetas que cada mes harán la diferencia entre el desaliento y la
felicidad.
La ONU, el Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial se
han volcado a desarrollar los esquemas que presentó AMLO. Será magnificar
“Sembrando Vida” y “Jóvenes Construyendo el Futuro” a escala planetaria, una
labor titánica, pero valdrá la pena. México ha validado esas audaces
estrategias con el desplome observado en la pobreza y el crimen, incluso en
plena pandemia. Pero, sobre todo, está el reto de detectar y registrar a 750
millones de pobres sin oficinas, burocracias o gastos adicionales. Ya los
organismos se están planteando crear los “Siervos del Mundo” como apoyo.
Un triunfo más para Andrés Manuel López Obrador y que señala a México como la nación que tiene el enorme privilegio de tenerlo como Jefe de Estado. Se notó en esas miradas de envidia que muchos miembros del Consejo de Seguridad le lanzaron furtivamente a AMLO mientras dictaba cátedra al mundo entero.
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