En DIF, trabajadores no aguantan al Director de Valores y Desarrollo Comunitario, empleados así lo expresaron

 


En el DIF Durango, los trabajadores ya no aguantan al Director de Valores y Desarrollo Comunitario, los empleados así lo expresaron, igual se pregunta si será el ejemplo que da la pareja que actualmente gobierna el estado de Durango.

El Ing. Jorge Jáuregui que se siente hermano de Marisol Rosso presidente honoraria del DIF Estatal, se suma al personal déspota prepotente que hay en el negocio que saqueo, que realizo la tristemente célebre Elvira N, las cosas aún no han cambiado nada, no ha mejorado, al contrario, cada día empeora más, en la dependencia que "socorren a los más necesitados" como lo fueron Rocío Manzano, Elvira Barrantes, Mercedes Barrantes, sumados a los sinaloenses que ya se fueron.

Esto da como resultado que  todos son unos déspotas en el DIF, lógico que sin olvidar a las Trabajadores Sociales que cuando algún ciudadano se acerca a solicitar un apoyo, primero hay que soportar largas esperas, las nenas la prioridad es el chisme en el celular, el beso al inicio de labores, preparar un café y  al final la computadora, después del largo, arduo, cansado trabajo, hay que ir al desayuno o al "Break", atender al ciudadano para ella no es ningún prioridad y cuando lo hacen les muestran una cara de mentada de madre que ni ellas mismas se soportan

 Por cierto, de hecho, en todos los centros ya no hay trabajadoras sociales ni enfermeras, con las viejas rateras, la Trabajadora Social Carmen Arrieta, que tiene amplio trayecto turbio, no ayudan a nadie con nada, tienen blindado, incluso se sabe que ya cambiaron promovedores.

 El tal Jorge Jáuregui es el de los Centros, esposo de la Directora de Centros del DIF municipal, esto deja al DIF con personal con hambre de la vieja.

Ing. Jorge Cruz Jáuregui Álvarez, Director de Atención al Desarrollo de la Comunidad, L.T.S. María del Carmen Arrieta Briceño, Subdirectora General Operativa.

 Por cierto, todas las sub coordinadoras son las mismas de Elvira Barrantes, la herencia que deja la Virreina del Pacífico

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