Hablemos del “sable” de los 80s-90s, y “los de Aguilera”

 




Por #IVÁNSOTOENVIVO

Hoy, 6 de junio de 2023, reportan desde temprano el cierre de circulación de carreteras que confluyen en la Escuela Normal J. Guadalupe Aguilera, en Santa Lucía, Canatlán.

El cíclico proceso de presión de los estudiantes, los únicos de toda la entidad que creen que les corresponden privilegios que quizá recibieron sus hoy maestros hace 30 o 40 años a cambio de paz y para evitar que esas generaciones anduvieran “de subversivos”.

Yo tengo 3 hijas en escuelas públicas, de la gloriosa @UJED_Oficial

, por cierto, y ellas como todos los demás tienen lo que sus padres podemos darles, me refiero a sus herramientas para atender las necesidades de sus clases.

Pero, ¿por qué los de la Aguilera quieren seguir ganándose el mote de revoltosos y siguen siendo educados en la industria del chantaje?

¿Por qué piden celulares costosos, tabletas, dinero, alimentos, transportes y muchos otros privilegios y canonjías, como si fueran un segmento privilegiado respecto a todas las demás comunidades estudiantiles?

¿Hasta cuándo los maestros y directivos de la Normal Aguilera seguirán creyendo que es más práctico incentivar y entrenar a sus alumnos para ser porros, en vez de esforzarse más para demostrar a la sociedad la necesidad de la existencia de su plantel a la hora de dar clases e impartir enseñanza a la altura del año 2023?

Respeto el derecho a la manifestación. Entiendo que secuestrar carreteras o tomar vehículos oficiales, de empresas o de transporte público sea como una tradición.

Sin embargo, también recuerdo que cuando yo estaba en la ETI y después en el CCH de la UJED (hablo de entre 1991 y 1997), era “normal” el llamado “sable”.

¿Qué era el permitido o tolerado “sable estudiantil”? Justificarse en “las tradiciones” para que los alumnos de escuelas -públicas, claro está- salieran a secuestrar camiones de ruta urbana, para poder hacer la faena realmente importante.

Y es que, en esos camiones, los liderazgos estudiantiles subían a un puñado de jóvenes que también deseaban vivir la adrenalina, obligaban al chofer de ruta “secuestrado” a “cazar” camiones repartidores de refrescos, botanas y cervezas para “sablearlos”, es decir, para robarlos, tal como se oye.

Era como una “experiencia” que se tenía que vivir al menos una vez en esas épocas y en esas edades. En mi caso, siendo alumno de la secundaria ETI #1 dos veces en ese tipo de atracos, y en el CCH ya en preparatoria, creo que dos ocasiones más.

Jamás nos detuvo la policía, solamente que una vez, la última que anduve en eso, los choferes de la Ruta Blanca nos estuvieron ubicando y cuando nos encontraron cerca de su base -por la Diurna- y nos hicieron correr a golpes y con palos y tubos en mano.

El “sable” parecía una acción estilo Pancho Villa o Robin Hood, pues los alumnos le quitaban su mercancía a los repartidores, estos a su vez decían a sus jefes que les habían “sableado” más de lo que en realidad fue, y todas las partes salían “ganando”.

¿Por qué era algo estilo Robin Hood? Porque la cosecha de lo sableado durante la mañana y parte del mediodía se repartiría para todos los alumnos de la escuela que organizó ese “sable”, ya sea en una coronación de reinas, en la tardeada anual, en el desfile de aniversario de la institución, o en la fiesta de planillas que competían por una sociedad de estudiantes.

¿Cuándo se detuvo el famoso “sable” casi por completo? Cuando el gobierno de Maximiliano Silerio Esparza y sus fuerzas policiacas y de seguridad decidieron escuchar a maestros, padres de familia y sobre todo empresarios que pedían un “hasta aquí” a esa situación.

Era entendible: la escuela no podía educar a los adolescentes y jóvenes para ver normal el hecho de delinquir, o peor aún, justificarlo.

Empezar a detener gente y no ceder en ningún caso similar, hizo que ya no fuera tan normal ni tan tradicional o noble la robadera juvenil. Además (concluyó en el siguiente tuit)






 

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