Luis Alfredo Rangel Pescador
La información de los bienes inmuebles y muebles adquiridos
por una legisladora del congreso local, que rayan en el insulto, vienen a
confirmar, una vez más, la descomposición putrefacta que se vive en Durango y en
México en general con la clase polÃtica.
Sin que se interprete como descargo de la imputada social, de
quien, ni más ni menos, gobierna al poder legislativo, apreciamos que no es la
excepción sino que forma parte de la regla general.
Señala el dicho que ni el amor ni el dinero, se pueden
ocultar, bajo esta máxima, el repaso del patrimonio de varios de los
legisladores actuales y de los dos federales , no tiene justificación alguna relación
de los bienes con lo de sus ingresos, lo que conduce a la presunción de eventos
ilÃcitos, ya sea por el tráfico de influencias o por “no me des, sólo ponme
donde hay”
Algunos, por si fuera poco, se aprovechan de los programas
oficiales, para inscribirse y obtener las prebendas de créditos a fondo perdido
o a tasas de interés irrisorias.
Otros más, prefieren la cercanÃa con grupos de poder
económico de dudosa procedencia, simpatÃas que se pagan en las licitaciones
para adquisiciones u obra pública o para proteger territorios en la venta de
alcohol.
Siempre será loable, que el esfuerzo personal en el marco de
la decencia, sea vea coronado con los satisfactorios del buen vivir, pero de
esto a la acumulación de bienes con valores estratosféricos es digno del
repudio social.
Sin embargo esos polÃticos, siempre están haciendo de las
suyas bajo las siglas de un partido, en el caso denunciado, de MORENA, pero se
cosechan en el PAN en el PRI, PRD, Verde, MC, sin excepción alguna.
Esa es una de las razones por las que en Durango, no salimos
“de perico, perros” siempre son los mismos, aún con los adjetivos bien ganados,
brincan de un lugar a otro, sin que la sociedad se decida a poner un alto.
Con qué calidad moral, estos personajes, revisan y califican
las cuentas públicas? O es quizá este ejercicio, parte de las componendas
económicas?
Es tiempo de actuar, es el tiempo que nos demos legisladores
dignos, nos lo merecemos.
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